Como seres humanos poseemos una curiosidad inherente a nosotros y un
deseo de auto superación que nos hacen estar en busca de nuevos conocimientos,
si a ello sumamos la capacidad reflexiva que surge cuando vivenciamos una
situación particular; tenemos como resultado un cliente cada vez más exigente e
informado.
Leo Leiman, presidente de Nestlé Centroamérica, en su participación durante
el Foro Nacional de RSE dio a conocer que: “el 65% de los consumidores se
informan del proceso que lleva la elaboración de un producto antes de comprarlo”.
Algunas de las variaciones más significativas son que el cliente se ve
más preocupados en su salud, la ola de la responsabilidad social; atentos a los
nuevos aparatos tecnológicos de comunicación y audio reproductores.
Los mercadólogos nos damos cuenta de este suceso y por lo tanto, ideamos
formas de estar al nivel de esas exigencias tan cambiantes.
Hoy en día se busca ofrecer al consumidor procesos de compra que les
permitan interactuar con los productos antes de tomar una elección definitiva,
involucrarlos cada vez más para que se sientan completamente satisfechos con su
decisión. Así también la mayoría de las empresas busca construir una relación
estrecha con sus consumidores con seguimiento post venta (en algunos casos
antes de la venta) a través de redes sociales, mailing, membrecías, entre otros
medios.
Ciertamente, la lucha contra los competidores por satisfacer a nuestros
clientes de una mejor manera nos hace ofrecer productos con mejor calidad, a
precios más accesibles y/o con un mejor servicio al cliente, lo que se vuelve
provechoso para el mercado mismo. Obliga a las empresas a mejorar sus estándares
de competitividad.
Consumidores somos todos, las mismas empresas necesitan de proveedores o
contratar los servicios de limpieza, un contador, una agencia publicitaria,
etc. y de igual forma exigen que sus productos sean entregados con prontitud y
calidad. Así, esto se vuelve un sistema continuo de mejoras lo que nos devuelve
una situación “ganar-ganar”.
Los consumidores críticos ayudan a fomentar una sana competencia el
exigir nuestros derechos como consumidores no es solamente un derecho, sino
también se vuelve un deber.